Introducción de La Invasión Atalanté (continuación)

Ahí va lo que faltaba de la Introducción.

Luego pondré la creación de personajes, que ya esta casi acabada.

Los Pueblos Humanos:

Los Pueblos humanos a los que los personajes pertenecerán y a los que pertenecerá la mayoría de la gente que se encontrarán son los siguientes: Tartesios, Íberos, Celtas y Vascos. Además es posible que se encuentren con algún Fenicio o con algún Griego, incluso puede que alguno de los miembros del grupo pertenezca a una de esos Pueblos.

Tartesios:

Los habitantes de Tartessos han sido prácticamente exterminados, aunque algunos cientos consiguieron huir y se han unido a celtas o íberos en su fútil lucha para detener a los Atalanté. La cultura de Tartessos era la más sofisticada de la zona, y han caído cómo un grupo de corderos en época de matanza. Tartessos nación realmente de una mezcolanza de culturas (fenicia, íbera, y de Pueblos del Mar), por lo que compartían sus Dioses con otras culturas (lo que hace a sus Dioses poderosos), pero esto no ha impedido que sean exterminados.

Su cultura tenía sobre todo influencia fenicia, y los tartesios tenían, por necesidad, una cultura mercantil, en la que el cultivo especializado de cereales y la extracción de plata para acuñación de moneda eran sus principales fuentes de ingresos. La sociedad tartesí estaba dividida en 5 clases sociales: Nobles, Sacerdotes (y Hechiceros), Comerciantes, Hombres Libres (campesinos, artesanos, ganaderos y marineros) y Esclavos.

Los tartesios adoraban a Melkart (deidad de la naturaleza, el campo, muerte y resurrección y guía de viajeros y exploradores), de Asthar (vida, madre naturaleza, fecundidad, amor y placeres carnales) y Bael (Deidad solar gobernante, de lluvia y los rayos, del mar y de la guerra), Habis (humano ascendido a Dios, inventor de las leyes) entre otros. Todos estos dioses eran fusiones de deidades Íberas y Fenicias.

Íberos:

Los Íberos son un conjunto de Pueblos que viven en la costa oriental de la península. Una lengua común (aparte de ciertas creencias religiosas) es lo que une a estos pueblos. Eso y que son pueblos guerreros, muy belicosos y conocidos cómo mercenarios. Los iberos son una cultura avanzada; aunque no tanto cómo Tartessos en la mayoría de campos en lo militar y en lo estratégico eran muy superiores. Sus ejércitos son los más organizados de la península, pues aunque no cuentan con una indumentaria y armamento uniforme tienen una fuerte jerarquía militar, y luchan en formaciones cerradas parecidas a las que más tarde utilizará (si la humanidad sobrevive, claro) el ejército romano.

Los íberos son muy valerosos, y no le temen a la muerte en combate, además de ser extremadamente leales: tienen un ritual mágico, llamado Devoti, que es un juramento consagrado a algún Dios, al cual ofrecen su vida por la de su señor (a aquel al que se consagran) y quedan ligados a él hasta que muera. Esta «guardia personal» jamás sobrevive a su jefe, ya que tanto si ganan, como si no, si su señor muere, ellos también lo hacen en el mismo instante. A cambio de unirse así a un señor estos guerreros reciben una bendición divina.

Los íberos adoran principalmente a Ashtarté (vida, madre naturaleza, fecundidad, amor y placeres carnales, es la misma Asthar de los tartesios, aunque los íberos la representan cómo mujer alada), a Erythia (diosa de la luna, el anochecer y la oscuridad), y adoran a espíritus animales (los Lycaon), principalmente de toro, jabalí, oso pardo, lobo y león. Algunos adoran también a los espíritus de los ciervos (pero estos no proporcionan la Furia, por lo que nadie se ha unido a ellos), aunque los adoran cómo guardianes de las almas de los muertos (y se encuentran estatuas de ciervos en los túmulos de los más ricos). Los Grifos y las Esfinges (comunes en las montañas de la península) también son adorados por algunas tribus de íberos.

Celtas:

Los pueblos celtas de la península son descendientes de celtas que emigraron de la Galia. Son un pueblo variado, pero que mantiene una cierta cohesión lingüística y cultural. Los celtas viven en casas cuadrangulares (redondas hacia el norte) de piedra de un solo piso. Se visten de lana y cuero, y gustan de usar colores variados en una misma prenda, principalmente a cuadros. Son muy dados a llevar joyas.

Los celtas de la península pertenecen a distintos grupos, pero los dos más importantes son los Lusitanos y los celtíberos. Pese a las diferencias entre estos grupos la lengua Lusitana y la Celtíbera son tan parecidas que dos personas hablando esas lenguas se pueden comprender (siempre que hablen con lentitud).

Los Lusitanos adoran a Endovelicus (dios de la salud y la seguridad, su dios principal), la diosa Ataegina (renacer, primavera, fertilidad, naturaleza y curación) y Runesocesius (dios de las jabalinas, arma favorita de los lusitanos, de lo marcial y la guerra). Los druidas lusitanos se encargan de la adoración a esa trinidad, así cómo a los espíritus de los muertos, y son una religión organizada. Aparte de celebrar el culto y servir de guardianes de conocimiento debido a lo organizado de su religión muchas veces hacían de mediadores y mensajeros en las disputas inter-tribales.

Los celtíberos aunque también tienen druidas con las mismas funciones que los lusitanos (y la misma organización) adoran a otros dioses. Cerunno (el Astado, dios de la abundancia, la naturaleza y los animales salvajes), Belenus (dios de la agricultura con aspecto solar), Teutates (dios de la guerra y la protección), Taranis (dios de la tormenta, el cielo y el trueno, dios temido) y Esus (dios de los depredadores, de la sangre y los bosques, dios malvado y ávido de sangre).

Los celtíberos son un pueblo mucho más violento que los Lusitanos (quizás por su influencia íbera). Son una sociedad de aristócratas guerreros, altamente jerarquizada y que también hace uso de la Devoti. Famosos en combate por su fiereza y por no rendirse nunca. Poco a poco los comerciantes se han hecho también un lugar importante en la sociedad, y se podría decir que junto a druidas y aristócratas-guerreros son los que ostentan el poder en la sociedad celtíbera.

Vascos:

Los vascos o vascones son un Pueblo cuyos orígenes son desconocidos para los pueblos que les rodean. Según estos los vascos ya estaban ahí cuando llegaron. Su cultura no tiene similitudes con las culturas circundantes. Adaptan evoluciones tecnológicas de los pueblos que los rodean, pero lo hacen con su estilo. Su lengua no tiene relación con ninguna otra lengua de la península (ni del mundo), lo que propicia tener poco contacto con ello. Tal cómo los vascos quieren.

Son un pueblo claramente aislacionista. Son autosuficientes en sus montañas, y es prácticamente imposible sacarles de estas si ellos no quieren. Pero cómo no molestan a nadie no les ha molestado nadie. Hasta la fecha.

Los vascos son politeístas. Adoran a Mari y Maju (mujer y hombre respectivamente, deidades de creación y destrucción, de la lluvia y la tormenta, y son las deidades reinantes de su panteón), Urtzi (dios de la sabiduría y la justicia), etc. La zona en la que viven los vascos es una de las zonas con mas criaturas mágicas de la península. En ella se pueden encontrar con facilidad lamias, mairuak (constructores de monolitos), iratxoak (duendes traviesos), sorgiank (brujas sirvientes de Mari), Basajaun (hombres salvajes de los bosques, emparentados con los Lycaon), y por supuesto Jentilak, una pacíficos gigantes que viven en las montañas más elevadas.

Fenicios:

Los fenicios son un pueblo comerciante que se mueve por toda la cuenca mediterránea. Su cultura tiene claras influencias orientales. La cultura tartesí tiene muchas similitudes con la fenicia (ya que en gran medida los fenicios fueron los promotores de Tartessos), y las similitudes entre estos pueblos son muy grandes. Los fenicios tienen muchos tratos también con los íberos, a los que suelen contratar cómo mercenarios para proteger sus caravanas y sus puertos.

Los fenicios adoran a Astarté (que es la misma Asthar o Ashtarté de tartesios e íberos), a Eshmún (dios sanador, del deporte y las competiciones deportivas) y a Baal (cómo Bael de los tartesios es una divinidad de la lluvia, la guerra y del mar), Melquart (cómo el Melkart tartesio es una deidad de la naturaleza) y Dagón (enemigo de Baal, medio hombre y medio pez, compite con Baal por el control del mar).

Griegos:

Los griegos son muy raros en la península en esta época, aunque no lo eran tanto hace unos 100 -200 años. La civilización micénica ha sido destruida por la voluntad de los dioses (que hicieron explotar el volcán de Santorini, sobre el que la capital de su civilización se encontraba), y los pueblos griegos no se han recuperado aún de eso, por lo que es muy raro encontrar a griegos es la península. Pero no imposible.

De hecho llega muy de cuando en cuando algún barco comerciante de bandera griega (más que para comerciar para determinar posibles expansiones mercantiles), e incluso llegan a costas íberas barcos de refugiados griegos que huyen de unos invasores a los que llaman Dorios.

Los griegos que se pueden encontrar en la península son en su gran mayoría micénicos (más similares a los griegos de la Illiada que a los de la época de Platón), un pueblo que gusta de la paz, el comercio y la buena vida, pero que son también experimentados guerreros y no tienen reparos en empuñar un arma (de hecho enseñan a sus niños a hacerlo cómo si de un juego se tratase). Adoran a Zeus, Hera, Hermes, Atenea, Artemisa, Dioniso, Erinia, Dédalo, Poseidón, etc.

Egipcios:

Los comerciantes egipcios eran una visión habitual en Tartessos (y por lo tanto en los puertos íberos que se encuentran camino de Tartessos), y con la destrucción de esta los egipcios están atracando cada vez más y más en puertos íberos (sobre todo para averiguar lo que puedan de estos nuevos invasores).

Los egipcios (sobre todo los que llegan a la península) son mucho más sofisticados que el resto de pueblos (fenicios incluidos), y sus bienes y artesanía son codiciados entre los más nobles (y son muy caros). Sus carros de combate son los mejores con diferencia, y sus arquitectos son famosos en toda la región (aunque solo sea por los cuentos de las monumentales obras que hay en egipto).

Los Egipcios tienen cientos de dioses, que habitualmente tienen cabeza animal en un cuerpo humano. Entre sus dioses los más conocidos en la península son Ra, Horus, Set, Isis y Osiris.

Los Invasores:

Los Invasores son realmente los nativos del planeta. Su tecnología es muy avanzada, pero se trata de una tecnología mágica, no de tecnología en el sentido moderno de la palabra. Los Atalanté tienen una conexión innata con el mundo (representada en el juego como la capacidad innata de utilizar Hechicería) que les ha llevado a poder conocer el funcionamiento de este sin tener la necesidad de explicarlo por medio de dioses y fuerzas sobrenaturales. Saben que los dioses existen, pero cómo conocen su auténtica naturaleza no se ven inclinados a adorarles, ni nada nimilar.

Los Atalanté son criaturas humanoides de piel azulada (aunque los guerreros la cubren con tatuajes negros de formas “tribales”) y de ojos rojos, amarillos o negros (sin pupila). Su pelo es negro o azul oscuro, aunque existen algunos atalanté con el pelo verde (y son todos automáticamente parte de la Casta Mágica). Sus manos tienen 4 dedos, aunque estos son ligeramente más alargados y ágiles que los de los humanos.

La sociedad atalanté está dividida en Castas, aunque raras veces es la familia la que determina la Casta, sino las aptitudes. Estas Castas son: Gobernante (llamada Eidoloi), Mágica (llamada Mageia, a la que acceden los mas diestros hechiceros y todos los nacidos con pelo verde), Guerrera (Onos), Artesana y Campesina. Los atalanté no tienen esclavitud, y la aborrecen por parecerles algo inherentemente malvado.

Los atalanté no creen en dioses. Pero si creen en el más allá (ya que conocen la existencia de espíritus, por lo que saben que hay algo después de la muerte), y piensan que sus actos en vida determinarán si pasan al mas allá (se convierten en espíritus) o simplemente se desvanecen.

Los Dioses:

Los Dioses son una raza que se alimenta de la creencia en ellos que tienen sus seguidores. No tienen cultura propia, sino que asimilan la de sus creyentes. De hecho no tienen casi personalidad, sino que son sus creyentes los que le proporcionan esta según sus creencias (y la divinidad tratará con cada creyente de acuerdo a lo que crea).

Los Dioses pueden proporcionar poderes y habilidades a sus seguidores. Son ellos los que les permiten a los usuarios de magia “divina” controlar espíritus y curar a los enfermos entre otras cosas. De hecho son los dioses los que hacen eso, no los creyentes. Estos simplemente actúan cómo transmisores del poder divino.

Nadie sabe por qué los dioses no han intervenido para salvar Tartessos. Los íberos piensan que es porque los tartesios eran débiles, y que los dioses acudirán en su ayuda. Los celtas dicen que es porque los dioses tartesios eran débiles, y que los suyos plantarán cara a su lado cuando llegue el momento. Pero la realidad es que los dioses no están interviniendo en las batallas, y nadie sabe porque. Pero los dioses siguen intercediendo por los humanos, y la magia divina sigue funcionando, pero nadie sabe realmente por qué, nadie sabe qué sucede con los dioses…

La Furia:

La Furia es el arma que han encontrado los humanos para luchar contra los invasores. Se trata de una fusión entre un humano y un espíritu cazador primordial llamado Lycaon. Los Lycaon les proporcionan poder a los humanos que se fusionan con ellos, pero este tiene un coste. Cuando entran en la Furia (que es cómo llaman a usar ese poder) se vuelven un poco más salvajes, un poco más animales. Cada vez que usan su poder el Lycaon gana un poco más de control sobre el humano y su cuerpo cambia para convertirse en algo más animal; hasta que llega un momento en que el humano desaparece, el Lycaon asume control y el cuerpo se transforma en el del Lycaon.

3 comentarios sobre “Introducción de La Invasión Atalanté (continuación)”

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